TEOLOGÍA Y PASTORAL: UNA MIRADA A LA REALIDAD DE AMÉRICA LATINA
Pretendemos ir aportando todo lo relacionado sobre la cuestion de la teología actual y de la pastoral.
lunes, 30 de marzo de 2020
lunes, 10 de septiembre de 2012
Curar la Sordera (Marcos 7,31-37)
José
Antonio Pagola
La
curación de un sordomudo en la región pagana de Sidón está narrada por Marcos
con una intención claramente pedagógica. Es un enfermo muy especial. Ni oye ni
habla. Vive encerrado en sí mismo, sin comunicarse con nadie. No se entera de
que Jesús está pasando cerca de él. Son otros los que lo llevan hasta el
Profeta.
También
la actuación de Jesús es especial. No impone sus manos sobre él como le han
pedido, sino que lo toma aparte y lo lleva a un lugar retirado de la gente.
Allí trabaja intensamente, primero sus oídos y luego su lengua. Quiere que el
enfermo sienta su contacto curador. Solo un encuentro profundo con Jesús podrá
curarlo de una sordera tan tenaz.
Al
parecer, no es suficiente todo aquel esfuerzo. La sordera se resiste. Entonces
Jesús acude al Padre, fuente de toda salvación: mirando al cielo, suspira y
grita al enfermo una sola palabra: "Effetá", es decir,
"Abrete". Esta es la única palabra que pronuncia Jesús en todo el
relato. No está dirigida a los oídos del sordo sino a su corazón.
Sin
duda, Marcos quiere que esta palabra de Jesús resuene con fuerza en las
comunidades cristianas que leerán su relato. Conoce a más de uno que vive sordo
a la Palabra de Dios. Cristianos que no se abren a la Buena Noticia de Jesús ni
hablan a nadie de su fe. Comunidades sordomudas que escuchan poco el Evangelio
y lo comunican mal.
Tal
vez uno de los pecados más graves de los cristianos es esta sordera. No nos
detenemos a escuchar el Evangelio de Jesús. No vivimos con el corazón abierto
para acoger sus palabras. Por eso, no sabemos escuchar con paciencia y
compasión a tantos que sufren sin recibir apenas el cariño ni la atención de
nadie.
A
veces se diría que la Iglesia, nacida de Jesús para anunciar la Buena Noticia
de Jesús, va haciendo su propio camino, lejos de la vida concreta de
preocupaciones, miedos, trabajos y esperanzas de la gente. Si no escuchamos
bien las llamadas de Jesús, no pondremos palabras de esperanza en la vida de
los que sufren.
Hay
algo paradójico en algunos discursos de la Iglesia. Se dicen grandes verdades y
se proclaman mensajes muy positivos, pero no tocan el corazón de las personas.
Algo
de esto está sucediendo en estos tiempos de crisis. La sociedad no está
esperando "doctrina social" de los especialistas, pero escucha con
atención una palabra clarividente, inspirada en el Evangelio y pronunciada por
una Iglesia sensible al sufrimiento de las víctimas, que sale instintivamente
en su defensa invitando a todos a estar cerca de quienes más ayuda necesitan
para vivir con dignidad.
" La paz es posible si tod@s asumimos las tareas responsablemente" Samuel Ruiz
lunes, 16 de julio de 2012
Evangelización Nueva
(Marcos 6,7-13)
José Antonio Pagola
En la Iglesia se siente hoy la
necesidad de una nueva evangelización. ¿En qué puede consistir? ¿Dónde puede
estar su novedad? ¿Qué hemos de cambiar? ¿Cuál fue realmente la intención de
Jesús al enviar a sus discípulos a prolongar su tarea evangelizadora? El relato
de Marcos deja claro que solo Jesús es la fuente, el inspirador y el modelo de
la acción evangelizadora de sus seguidores. Estos actuarán con su autoridad. No
harán nada en nombre propio. Son "enviados" de Jesús. No se
predicarán a sí mismos: solo anunciarán su Evangelio. No tendrán otros
intereses: solo se dedicarán a abrir caminos al reino de Dios.
La única manera de impulsar una "nueva
evangelización" es purificar e intensificar esta vinculación con Jesús. No
habrá nueva evangelización si no hay nuevos evangelizadores, y no habrá nuevos
evangelizadores si no hay un contacto más vivo, lúcido y apasionado con Jesús.
Sin él haremos todo menos introducir su Espíritu en el mundo.
Al enviarlos, Jesús no deja a sus
discípulos abandonados a sus fuerzas. Les da su "autoridad", que no
es un poder para controlar, gobernar o dominar a los demás, sino su fuerza para"expulsar
espíritus inmundos", liberando a las gentes de lo que esclaviza, oprime y
deshumaniza a las personas y a la sociedad.
Los discípulos saben muy bien qué
les encarga Jesús. Nunca lo han visto gobernando a nadie. Siempre lo han
conocido curando heridas, aliviando el sufrimiento, regenerando vidas,
liberando de miedos, contagiando confianza en Dios. "Curar" y
"liberar" son tareas prioritarias en la actuación de Jesús. Darían un
rostro radicalmente diferente a nuestra evangelización.
Jesús los envía con lo necesario
para caminar. Según Marcos, solo llevarán "bastón, sandalias y una túnica".
No necesitan de más para ser testigos de lo esencial. Jesús los quiere ver
libres y sin ataduras; siempre disponibles, sin instalarse en el bienestar;
confiando en la fuerza del Evangelio.
Sin recuperar este estilo
evangélico, no hay nueva evangelización. Lo importante no es poner en marcha
nuevas actividades y estrategias, sino desprendernos de costumbres, estructuras
y servidumbres que nos están impidiendo ser libres para contagiar lo esencial
del Evangelio con verdad y sencillez.
La Iglesia ha perdido ese estilo
itinerante que sugiere Jesús. Su caminar es lento y pesado. No acierta a
acompañar a la humanidad. No tenemos agilidad para pasar de una cultura a otra.
Nos agarramos al poder que hemos tenido. Nos enredamos en intereses que no
coinciden con el reino de Dios. Necesitamos conversión.
" La paz es posible si tod@s asumimos las tareas responsablemente" Samuel Ruiz
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