martes, 13 de octubre de 2009

Frente a la crisis sacerdotal

Frente a la crisis sacerdotal

 Por José Aldunate, s.j.

 El sacerdocio y aun la Iglesia del futuro serán, al fin, no algo
 estereotipado, sino lo que la juventud de hoy hará de ella y hará de su
 sacerdocio.

 Estamos en una crisis sacerdotal. Los jóvenes ya no quieren ser "curas".
 Sobre todo, la misma imagen del sacerdote está dañada por abusos
 lamentables de unos pocos, y los reparos de una nueva juventud. "Que pasar
 metido en la sacristía no me interesa", "que el celibato no me convence",
 "que los párrocos son prepotentes", etcétera. La Iglesia está preocupada.
 El Papa ha declarado esta temporada "año sacerdotal". Ante las imágenes
 distorsionadas del sacerdocio, podemos ofrecer otras tres más auténticas
 en realidad.

 (1) Alberto Hurtado transparentó un mensaje de entrega a los pobres y al
 mundo laboral, rompía la reclusión de la Iglesia de su tiempo y la preparó
 para el aggiornamento del Concilio Vaticano II (1962-65). Los jóvenes
 marcharon con él. Constituyó un fuego que encendió otros fuegos,
 proporcionándoles, a la vez, el acceso a las fuentes que alimentan todo
 compromiso de vida. En 2003 fue proclamado por la Iglesia como testigo de
 la acción de Dios, transformadora del mundo.
 (2) El obispo Jorge Hourton. Ahora estoy leyendo su autobiografía recién
 publicada: "Memorias de un obispo sobreviviente" (Ediciones Lom).
 Sobrevive en verdad a una admirable serie de obispos y sacerdotes que
 dieron una batalla en momentos delicados y dolorosos para Chile durante la
 dictadura militar. Comprendieron que ante el asesinato y la desaparición,
 la tortura y despojo de centenares de hermanos, y la usurpación del poder
 político, la Iglesia no podía quedar indiferente. Por estos derechos
 humanos se jugaron, ayudando y salvando la vida de muchos. Aunque es
 verdad que no todos los prelados estuvieron a la altura.

 Jorge Hourton juntó a agnósticos, marxistas y cristianos en una secretaría
 donde se compartió el diálogo y la comprensión, preparando la convivencia
 democrática que Chile ha querido consolidar.


 (3) Mariano Puga es nuestra tercera figura sacerdotal. Testigo del
 Evangelio inmerso en nuestra realidad social. Obrero con los obreros, lo
 veíamos encaramado en los andamios pintando edificios; con los familiares
 de desaparecidos; en Villa Grimaldi con los torturados; en La Legua con
 drogadictos y delincuentes. Finalmente, acompañando en su caminar a los
 responsables de las comunidades católicas de Chiloé.

 En la iglesia de San Francisco, de Santiago, celebró Mariano Puga sus 50
 años de vida sacerdotal. Para acompañarlo estuvimos centenares de
 compañeros de su vida y andanzas, para agradecerle y agradecer a Dios el
 bien que nos ha significado encontrarlo en el camino de nuestra vida.

 Yo me pregunto si la figura del sacerdocio que nos ofrecen estos tres
 hombres -Hurtado, Hourton y Puga- no será atractiva y desafiante para la
 juventud de nuestros días. Yo les diría que el sacerdocio y aun la Iglesia
 del futuro serán, al fin, no algo estereotipado, sino lo que la juventud
 de hoy hará de ella y hará de su sacerdocio.



" La paz es posible si tod@s asumimos las tareas responsablemente"

Samuel Ruiz

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