Evangelización Nueva
(Marcos 6,7-13)
José Antonio Pagola
En la Iglesia se siente hoy la
necesidad de una nueva evangelización. ¿En qué puede consistir? ¿Dónde puede
estar su novedad? ¿Qué hemos de cambiar? ¿Cuál fue realmente la intención de
Jesús al enviar a sus discípulos a prolongar su tarea evangelizadora? El relato
de Marcos deja claro que solo Jesús es la fuente, el inspirador y el modelo de
la acción evangelizadora de sus seguidores. Estos actuarán con su autoridad. No
harán nada en nombre propio. Son "enviados" de Jesús. No se
predicarán a sí mismos: solo anunciarán su Evangelio. No tendrán otros
intereses: solo se dedicarán a abrir caminos al reino de Dios.
La única manera de impulsar una "nueva
evangelización" es purificar e intensificar esta vinculación con Jesús. No
habrá nueva evangelización si no hay nuevos evangelizadores, y no habrá nuevos
evangelizadores si no hay un contacto más vivo, lúcido y apasionado con Jesús.
Sin él haremos todo menos introducir su Espíritu en el mundo.
Al enviarlos, Jesús no deja a sus
discípulos abandonados a sus fuerzas. Les da su "autoridad", que no
es un poder para controlar, gobernar o dominar a los demás, sino su fuerza para"expulsar
espíritus inmundos", liberando a las gentes de lo que esclaviza, oprime y
deshumaniza a las personas y a la sociedad.
Los discípulos saben muy bien qué
les encarga Jesús. Nunca lo han visto gobernando a nadie. Siempre lo han
conocido curando heridas, aliviando el sufrimiento, regenerando vidas,
liberando de miedos, contagiando confianza en Dios. "Curar" y
"liberar" son tareas prioritarias en la actuación de Jesús. Darían un
rostro radicalmente diferente a nuestra evangelización.
Jesús los envía con lo necesario
para caminar. Según Marcos, solo llevarán "bastón, sandalias y una túnica".
No necesitan de más para ser testigos de lo esencial. Jesús los quiere ver
libres y sin ataduras; siempre disponibles, sin instalarse en el bienestar;
confiando en la fuerza del Evangelio.
Sin recuperar este estilo
evangélico, no hay nueva evangelización. Lo importante no es poner en marcha
nuevas actividades y estrategias, sino desprendernos de costumbres, estructuras
y servidumbres que nos están impidiendo ser libres para contagiar lo esencial
del Evangelio con verdad y sencillez.
La Iglesia ha perdido ese estilo
itinerante que sugiere Jesús. Su caminar es lento y pesado. No acierta a
acompañar a la humanidad. No tenemos agilidad para pasar de una cultura a otra.
Nos agarramos al poder que hemos tenido. Nos enredamos en intereses que no
coinciden con el reino de Dios. Necesitamos conversión.
" La paz es posible si tod@s asumimos las tareas responsablemente" Samuel Ruiz